Invierno 2024-25

 
 

Moodboard inspiración. Ivy League Japones

Marcada de un abrigo de lana.

Prototipo.

Moodboard inspiración.

 
 

Nota de prensa

No existiría Yohji Yamamoto, ni Rei Kawakubo, ni siquiera existiría Uniqlo si en los años cincuenta no hubiera existido Kensuke Ishizu y su tienda, Van Jacket. Fue él quien, durante la ocupación norteamericana de Japón en la segunda Guerra Mundial, cautivado por el estilo occidental, decidió importar a la isla el traje de chaqueta y, con los años, el estilo Ivy League. Los jóvenes japoneses, acostumbrados a vestir con los uniformes históricos de su cultura, comenzaron a llevar cazadoras, gabardinas, jerseys de punto y polos mientras sus mayores fruncían el ceño. A algunos le prohibían vestir ‘a la americana’, y salían de casa con el kimono puesto y la blazer escondida en una bolsa de papel. Descubrir que había una estética más allá de la suya, descubrir que existía la moda, supuso una revolución en las calles de Tokio. La ropa servía para comunicar rebeldía, modernidad, aperturismo. El estilo Ivy escribió el primer capítulo de la moda japonesa, hoy una de las más celebradas del mundo. Y ni siquiera hizo falta tirar de grandes juegos creativos o de estilos muy desarrollados; bastaba con cuatro o cinco prendas de ropa para que un joven de la época creara su propia estética fuera del sistema.

Esta colección bebe del legado de Ishizu y su estilo Ivy. Prendas sencillas, limpias de corte clásico y sartorial realizadas en lana. Beige, negro, azul marino y un solo estampado. Abrigos, blazers, pantalones de pinzas pensados para llevar en cualquier ocasión, casi a diario. Pequeños detalles, pocos patrones y apenas fornituras. Como en el estilo Ivy, no hacen falta más prendas ni más ideas para que la ropa cuente una historia.

Todos los tejidos de la colección son tejidos deadstock de la platarforma Recovo. No es upcyling, porque no es reciclaje de algo que ya existía, sino la creación de algo nuevo a partir de metros de tela de calidad que permanecían en los almacenes. Una marca como la nuestra, que produce localmente en pequeñas tiradas es por definición sostenible. El hecho de no haber fabricado ningún material ha hecho, además, que se hayan ahorrado grandes cantidades de recursos y energía: 2181 litros de agua, 3236 litros de CO2 y 1005 gramos de sustancias químicas no liberadas.

La idea de una moda pensada para la vida cotidiana, de la prenda de calidad que sirve en cualquier circunstancia es también la idea sobre la que gira el desfile. El diseño como oficio real y el producto como absoluto protagonista. Dejar que sea la ropa la que hable sin necesidad de envolverla de espectáculos visuales y dejar que el propio proceso del desfile discurra a vista de todo el mundo, como herramienta de comunicación transparente porque, al fin y al cabo, la finalidad de un creativo es que sus creaciones acaben colgadas en los armarios de las personas anónimas que han establecido un vínculo con ellas, que sus prendas sean significativas para el que decide ponérselas, como aquellos jóvenes de Japón que paseaban orgullosos con sus blazers color camel y, sin saberlo, estaban cambiando el curso de la moda.

 
 
 
 
 
 
 

¿Cuál ha sido la inspiración principal de esta colección?

La inspiración principal de esta colección ha sido la estética de los años 60 en Japón posterior a la II Guerra Mundial, marcada por la influencia americana. He diseñado prendas muy sencillas, con cortes sastre, y el 95% de ellas está confeccionado en lana. Se trata de piezas clásicas como blazers, gabardinas y prendas de punto, todas ellas combinables entre sí. Para añadir un toque de color, he incluido accesorios como corbatines, bolsos, bufandas de Ezcaray y cinturones, aunque de manera sutil. La limpieza y la sobriedad son elementos clave en esta colección, con un énfasis en la discreción, tanto que incluso las blazers presentan las solapas ocultas. Durante el invierno, he notado que las clientas muestran un interés especial en invertir en abrigos, lo cual se reflejó en la alta demanda de esta categoría en la temporada anterior. Por lo tanto, este año hemos ampliado nuestra oferta en esta área para satisfacer sus necesidades.

 ¿Piensas cuando diseñas en el ‘total look’?

Nunca. ¿Quién en una marca pequeña compra un total look? Antes lo hacía, me ponía a dibujar y creaba un look entero, ahora dibujo por tipología de prenda y después hago mi composición y para el desfile creamos el estilismo, pero la realidad es que yo trabajo con fichas técnicas y bocetos. Para mí lo que es la fundamental es la prueba de la percha. La hago siempre. Si una prenda no queda bien en mis perchas, es que no se va a funcionar.

 El 95% de la colección está hecha con tejidos deadstock.

Sí, son tejidos que estaban almacenados. Llevo trabajando así dos, tres años. No hemos comprado casi nada nuevo. No hemos tenido que producir nada de tejido para hacer la producción. Porque esto no se queda en un desfile. Claro, hay que producir. Hemos adquirido todo el stock  para poder producirlo.

Un buen tejido es el que crea la prenda. O sea, tú no puedes imaginar una prenda y luego hacerla de cualquier manera. El tejido manda. Lo triste es que cada vez cuesta mas encontrar tejidos bien hecho, que sean duraderos y que tengan un precio competitivo. 

 ¿Siempre has vivido de las ventas de tu marca. Pero, ¿han cambiado algo tus colecciones desde que tienes la tienda física?

Para mí el aprendizaje de la tienda física es un máster. Cuando empiezo una colección no cojo libros para inspirarme, al menos al principio. Lo primero es sentarme y pensar, ¿qué se ha vendido más el año pasado? ¿Qué es lo que no tengo que hacer más? ¿Cuál es el patrón que no funciona nunca? La venta online funciona y hemos crecido un 30% respecto al año pasado, pero ahora escuchamos a la clienta y nos da las claves para mejorar las prendas, los largos, los detalles… Y cuando te funciona un patrón, lo repites.. Muchas veces el contacto con las clientas es la inspiración.

 ¿Y qué te dicen las clientas? ¿Por qué crees que repiten?

 Creo que les gusta el hecho de que respetamos la fisonomía, que están cómodas; que la manga está bien colocada, que no se sienten ni demasiado ceñidas ni muy holgadas.... Imagino que lo gusta lo simple, no suelen comprar para eventos sino para el día a día. Se visten para trabajar, para salir o para irse de viaje. Lo meten en la maleta y no se arruga Me ayudan a saber qué tejidos tengo que comprar para el siguiente año. Tampoco hago escotes, todo es a la caja, correcto. Porque a muchas de mis clientas les gustas pasar desapercibidas.

 ¿Es difícil diseñar cosas sencillas?

 Para mí es lo más difícil. Lo fácil es sumar: poner, adornar, aplicaciones, bordados…todo eso es bonito pero es muy fácil. Porque sumar es muy fácil. Eliminar, quedarte con algo que quede bien, con las costuras mínimas, sin fornituras, es lo más complicado. Buscar la esencia del diseño, que sea proactivo y que tenga una función.

 ¿Te costó encontrar la fórmula al principio?

Muchísimo. El problema está en cómo nos educan a los diseñadores en las escuelas de moda. Porque nos forman como si fuéramos futuros genios. No te explican como es el sistema de la moda, ni como crear una colección enfocada venta. Yo trabajo por familias de prendas. Exterior, camisería, faldas... y posteriormente vamos desgranando por color y tejidos. Pero nos forman para todo lo contrario. Mis primeras colecciones no repetían ningún patrón y seguramente tenía 40 patrones diferentes. Es una locura. Ahora mis colecciones tienen 6 patrones. Pero eso lo aprendí con los años, claro, aunque creo firmemente que el error es una parte de la aprendizaje.

¿Te sentiste al principio demasiado expuesto? Llegaste a Cibeles siendo muy joven y todo el mundo empezó a hablar de ti. ¿Te sentiste perdido en aquel momento?

Me pasó, pero me pasó por seguir a los demás diseñadores. Tenia que es estar en Cibeles porque todo el mundo presenta colección ahí. Y  después tienes que ir  a París, porque hay que ir a la feria a y tienes que invertir en esta feria porque es la que funciona. Fui haciendo todo lo que hacían los demás compañeros sin pensar  realmente en mí marca. Después de cuatro años de viajes e inversión económica pensé…igual yo no tengo que esta aquí ni intentar vender en grandes almacenes.

 ¿Cuándo te diste cuenta de que necesitabas dar un cambio?

Cuando dejé MBFW, después de ganar el Vogue Who’s on next.  Invertí mucho en showrooms y ferias en Paris fashion week y no fue todo lo bien que esperaba. Entonces me planteé cambiar de estrategia, aunque nunca me planteé cerrar la marca.

Teníamos nueve puntos de venta  internacionales, con la subida de precios que eso conlleva, y en España las prendas se hacían impagables. Ajusté el precio de las prendas al mercado nacional y aposté 100% por la venta online. Fue la mejor decisión que tomé en ese momento.

¿Te funciona asociarte con celebrities e influencers?

No suelo hacerlo. Si me llaman para vestir a alguien en una alfombra roja la dejo encantado pero nuestro foco no está en vestir a celebrities, no puedo permitírmelo. Después de casi 12 años tenemos muy buenas amigas de la marca y que con el tiempo 

se han convertido en preinscriptoras y buenas clientas.

 Llevas mucho años centrando tus desfiles sólo en el producto, con presentaciones simples…

Más o menos desde el 2018. Cada temporada intento que el formato sea más simple y con menos invitados, más cercano, y por ahora me funciona. No busco la vitalidad en mis presentaciones como hacen las grandes marcas. Al contrario, cada vez me da mas miedo enfrentarme a tanta exposición social.

 ¿Sientes que antes gastabas demasiadas energías en el desfile?

Sí. Le daba muchas vueltas a la cabeza. Estaba mucho tiempo pensando cómo sorprender al espectador. Hasta que decidí centrarlo todo en mostrar mi trabajo tal y como es, mostrar las prendas para apreciarlas de cerca sin artificios ni espectáculo.

 Uno de mis desfiles más virales lo hice en un aula de la facultad de bellas Artes con muy pocos invitados y en ningún momento buscábamos nada, al revés. Volvía de París y tenía cuatro patrones y cuatro tejidos en cuatro colores. Con un par de burros vestimos a una modelo. Y ahí me di cuenta de que no necesitaba más. Porque luego todo eso hay que realizarlo, producirlo y venderlo. Y ahí empezamos a crear colecciones mucho mas pequeñas y que fueran prendas pensadas para todo el día.

 ¿Es mejor que la gente vea qué hay detrás del proceso de construcción de una prenda?

En mi opinión, sí. Es la ventaja competitiva que tengo respecto a otro tipo de marcas que puedan por ejemplo tener éxito en redes sociales: enseñar el trabajo que hay detrás de cada prenda es lo que el público valora. Es esencial que nuestra clienta comprenda el proceso que tienen nuestras colecciones y como y donde las producimos. Hay mucho que contar en cada una de nuestras prendas.

¿Ayudan las redes sociales?

Claro que ayudan, son una herramienta mas en toda la cadena de comunicacion. Pero no es la única. A veces pienso si mi marca tendría mas éxito si estuviera mas expuesto en redes sociales como muchos otros diseñadores. Pero solo pensarlo me da pánico.

 Al final ¿se trata de abordar la moda como un oficio?

Sí. Yo soy feliz viéndolo así. Yo hago ropa con la misma dedicación y precisión con la que un artesano trabaja su material. Hay épocas en las que te permites hacer locuras, épocas en las que necesitas salirte un poco del guión, pero al final yo tengo el control de mi empresa, que es mi creación más preciada. Soy feliz y me siento muy afortunado de trabajar dia a dia en algo que me apasiona.

 

Fitting FW24-25